martes, 29 de octubre de 2013

Algunas creencias sin fundamento sobre los alimentos congelados


José Antonio Barrionuevo,
Técnico Superior en Procesos y Calidad en la Industria Alimentaria


Ni que decir tiene que los productos congelados son, hoy por hoy, una parte destacada y fundamental de la alimentación del ser humano. Como suele ser habitual, en torno a aquellas cosas que nos resultan importantes suelen generarse numerosas falsas creencias, mitos sin fundamento alguno que nos hacen pensar más de lo necesario sobre qué es lo adecuado o no de esas mismas cosas de importancia.
Es lo que sucede con los alimentos congelados que han sido etiquetados con determinado mitos, algunos de los cuales se sustentan en una base real, si bien la mayoría son simple y llanamente leyendas urbanas, falsas de toda falsedad.
En este artículo intentaremos desmitificar cuatro de esas leyendas, quizá las más populares, con la finalidad de hacer ver que los congelados nada tienen que ver con esas creencias sin justificación.


Leyenda urbana número 1.
“Los congelados alimentan menos que los productos frescos”.
Que los productos que han sido congelados no poseen las mismas cualidades que aquellos que son frescos, no es verdad en absoluto.
Para rebatir esta falsa teoría podemos fundamentarnos en que la congelación industrial permite mantener y preservar el valor nutricional completo así como la frescura y sabor de los alimentos. A veces, incluso, llegan a ser más nutritivos que los propios alimentos frescos.
La base científica para tal afirmación radica en que, generalmente, un producto fresco es congelado casi de inmediato, prácticamente tras su recolección o tras su proceso de elaboración. Por ello, se puede afirmar sin riesgo a equivocarnos que los congelados sí mantienen las mismas propiedades nutricionales y las mismas características alimenticias que los alimentos frescos. El motivo: a -18º C, los alimentos se conservan perfectamente, preservando todas sus cualidades como producto alimenticio y, por ello, su calidad íntegra ya que no sufren alteraciones en su morfología.

Leyenda urbana número 2.
“Los productos congelados usan conservantes y sustancias añadidas artificialmente”.
Otra idea muy extendida sobre los alimentos congelados, que sin fundamento circula con cierta libertad, es aquella que piensa que la industria alimentaria añade durante el proceso de congelación determinadas sustancias artificiales para que ayuden a la conservación del producto antes de su comercialización. ¿Debemos creernos, pues, este mito infundamentado?
Hace miles de años, el ser humano descubrió, posiblemente de manera empírica, es decir, como fruto de su experiencia y de la práctica durante décadas, que el hielo impedía la degradación y el deterioro de los alimentos, comenzando a usarlo con el claro objetivo de conservar los productos de los que se nutría.
El proceso de congelación básicamente consiste en convertir el agua que los alimentos contienen de forma natural en su interior en hielo. De ahí que podamos considerar la congelación como un método completamente natural y saludable ya que mantiene y asegura, o preserva, la frescura y características generales de los alimentos durante un mayor periodo de tiempo, alargando por tanto la vida útil del producto, sin necesidad de que se tengan que añadir conservantes de ningún tipo para conseguir esa mayor durabilidad.
La explicación, muy clara, es la siguiente: ¿para qué se va a añadir ninguna sustancia conservadora si el frío es el mejor conservante que se conoce? Gracias a las bajas temperaturas, siempre por debajo de 0º C, punto de congelación para el agua, los productos que son congelados mantienen sus cualidades y aspecto en perfecto estado, como si por ellos no pasara el tiempo, como si hubiesen recibido un tratamiento antiaging, de antienvejecimiento.

Leyenda urbana número 3.
“Los congelados pueden ser almacenados sin límite temporal alguno”.
Muchas personas tienen la falsa creencia de que los alimentos congelados duran para siempre, como si fueran eternos, lo que no deja de ser o un despropósito o una inocente exageración. Por ello, en los envases de los alimentos congelados, en todos sin excepción alguna, aparece siempre indicada la fecha de caducidad del producto. De una forma muy genérica y tras haber realizado los oportunos y previos estudios científicos, los alimentos sometidos a proceso de congelación pueden permanecer en un congelador doméstico, sin sufrir alteración alguna, durante un margen temporal que se sitúa entre los 3 y los 12 meses.
Podemos, en resumen, garantizar que, si seguimos adecuadamente las indicaciones de los fabricantes, la completa inocuidad del alimento congelado. Pero ello no nos sirve para considerar dicho alimento como eterno. Si así fuera, nuestros congeladores se convertirían en una especie de museos alimentarios que conservarían sine die los alimentos congelados en su interior.

Leyenda urbana número 4.
“Todos los alimentos congelados se descongelan de la misma forma”.
Acudimos nuevamente a los envases del producto. En ellos, la industria productora nos indica cómo debemos consumir el producto adquirido. Observando diferentes productos seremos capaces de descubrir que no todos se descongelan del mismo modo. Así, a título de ejemplo, algunos ni siquiera necesitan descongelarse previamente, pudiendo ser cocinados de manera directa, nada más sacarlos del congelador. Es decir, sabemos, por tanto, que existen diversas formas de descongelar un producto, dependiendo de la tipología de este. Solamente tenemos que saber cómo proceder ante él, una información clave que nos suele facilitar la propia industria de proceso y que aparece, por norma general, en el envase.


Hemos descubierto, o al menos esa ha sido la intención, aunque de una manera muy rápida, cómo existen determinadas leyendas urbanas en relación con los productos sometidos a congelación que muchas veces nos suelen dejar helados, si no congelados. Esperamos, ese es nuestro deseo, que este artículo haya conseguido, en parte, derretir tales falsas creencias.


Fuente: Nestlé TV

2 comentarios:

  1. Buen artículo que alumbra nuestra ignorancia sobre un tema que nos toca muy de cerca. Sin ser experto en la materia, siempre pensé que es mejor un buen producto congelado que un mal producto fresco.
    ¡Gracias José Antonio Barrionuevo!

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    1. Gracias a ti, amigo Víctor. Mi intención con el artículo era aportar algo de luz al tema de los congelados y desmitificar algunas falsas creencias que existen a este respecto. Y, efectivamente, como bien dices, siempre es mejor un buen alimento, aunque este sea congelado, que un alimento fresco de dudosa calidad y poco recomendable su consumo.

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